Autor: Álvaro García Díaz
Durante el evento global organizado por la Alianza Global de Organizaciones de Pacientes con Asma y Enfermedades Respiratorias (GAAPP), los líderes de asociaciones de pacientes de todo el mundo tuvimos la oportunidad de participar en una formación única y profundamente transformadora. La sesión fue dirigida por Ricardo Cabete, un coach especializado en inteligencia emocional, quien nos brindó herramientas valiosas para mejorar nuestras capacidades de liderazgo y enfrentar los desafíos emocionales que surgen al dirigir asociaciones que trabajan con pacientes respiratorios.
La formación no solo se centró en el aspecto teórico de la inteligencia emocional, sino que incluyó dinámicas interactivas que nos hicieron reflexionar sobre nuestras propias emociones, la importancia de trabajar en equipo y el valor de adoptar una actitud valiente frente a las adversidades. Estos ejercicios, combinados con una serie de metáforas y momentos profundamente emotivos, nos dejaron enseñanzas inolvidables que aplicamos en nuestras asociaciones.
Dinámicas de Inteligencia Emocional: Romper Barreras y Construir Puentes
Uno de los momentos más significativos de la formación fue un ejercicio en el que nos enfrentamos, literalmente, a nuestros propios límites. Ricardo Cabete nos dividió en dos grupos y trazó una línea imaginaria en el suelo que representaba una barrera simbólica. El objetivo del ejercicio era convencer a la persona que teníamos enfrente de que cruzara la línea solo con argumentos, sin contacto físico ni imposiciones. Esta dinámica nos mostró cómo nuestras habilidades de persuasión y comunicación emocional son clave para influir en las decisiones de los demás, especialmente en contextos de liderazgo y negociación.
Durante el ejercicio, muchos de nosotros nos dimos cuenta de que la tentación inicial era usar argumentos que fueran razonables, pero pronto descubrimos que para lograr que alguien se moviera, necesitábamos entender sus emociones y motivaciones. Recuerdo que, al final, las personas que lograron convencer a sus compañeros fueron aquellas que apelaron a sus emociones, generando confianza y empatía. Este simple ejercicio dejó claro que, en el trabajo que realizamos, la clave no está en imponer nuestras ideas, sino en conectar con las emociones y perspectivas de quienes nos rodean para construir un cambio significativo.
El Poder del Trabajo en Equipo: Un Rompecabezas Global
Otra dinámica poderosa fue el ejercicio en el que formamos equipos con personas de diferentes partes del mundo para armar un puzle en el menor tiempo posible. Ninguno de nosotros conocía previamente a los integrantes de su equipo, lo que añadió una capa adicional de desafío: teníamos que aprender a colaborar eficazmente con desconocidos, bajo presión, y sin un liderazgo claro desde el inicio.
Lo que resultó interesante de esta actividad fue que, a medida que avanzábamos, comenzamos a identificar nuestras fortalezas y debilidades como equipo. No solo era un ejercicio de inteligencia emocional, sino también de coordinación y confianza. Algunos asumieron roles de liderazgo naturales, otros se concentraron en organizar las piezas, y algunos actuaron como mediadores para resolver las dudas que el equipo podía tener con la posición de las piezas. Finalmente, el equipo que completó el puzle primero no era necesariamente el que tenía las personas más experimentadas en hacer puzles, sino el que mejor logró sincronizar sus esfuerzos y comunicarse de manera efectiva.
Esta dinámica nos dejó una valiosa lección: en las asociaciones de pacientes, el trabajo en equipo y la capacidad de conectar con los demás, incluso con aquellos que no conocemos bien, es esencial para lograr los objetivos colectivos.
El Valor de la Actitud: Ser Búfalos, No Vacas
Uno de los conceptos más poderosos que Ricardo Cabete nos dejó fue una metáfora que utilizó para hablar sobre cómo enfrentamos las tormentas en nuestras vidas. Nos habló de dos tipos de animales: las vacas y los búfalos. Las vacas, explicó, tienden a huir de las tormentas, tratando de evitarlas, pero al hacerlo terminan permaneciendo más tiempo bajo la tormenta, ya que esta las sigue. En cambio, los búfalos enfrentan las tormentas de frente. Corren hacia ellas y, al hacerlo, atraviesan la tormenta más rápidamente y salen al otro lado.
Esta metáfora se relaciona directamente con la actitud que adoptamos frente a los desafíos, tanto personales como profesionales. En nuestras asociaciones, a menudo nos enfrentamos a grandes dificultades: la falta de recursos, el lograr concienciación social, las necesidades urgentes de los pacientes, y la presión constante de tomar decisiones correctas en momentos críticos. Cabete nos recordó que, en lugar de esquivar los problemas o dejarnos paralizar por el miedo, debemos adoptar una actitud de búfalo: enfrentar las tormentas de frente, sabiendo que al final todo acaba pasando.
Este enfoque no solo se aplica a nuestras responsabilidades como líderes, sino también al acompañamiento que brindamos a los pacientes. Muchas veces, las personas con enfermedades respiratorias enfrentan su propia tormenta emocional al lidiar con diagnósticos complejos, tratamientos prolongados o incertidumbre. Nuestra labor, como asociaciones, es ayudarlos a desarrollar la resiliencia necesaria para enfrentar esos momentos difíciles, con la seguridad de que, al atravesar la tormenta, encontrarán días más claros.
El Momento de Unión: Cantando «Imagine» para los Pacientes Respiratorios
La formación culminó con un momento profundamente emotivo. Ricardo Cabete, acompañado por Melissa, secretaria de la sociedad de eczema de Malta, nos invitó a todos a cantar juntos una versión adaptada de la icónica canción Imagine de John Lennon. La letra de la canción fue modificada para reflejar el compromiso y el apoyo hacia los pacientes respiratorios. Fue un acto simbólico y unificador que nos recordó la razón de nuestra labor: imaginar un mundo en el que las personas con enfermedades respiratorias puedan vivir sin limitaciones y con dignidad.
Este momento no solo nos emocionó, sino que también nos hizo sentir una profunda conexión entre todos los líderes presentes, a pesar de nuestras diferentes culturas y contextos. Mientras cantábamos juntos, quedó claro que la labor que realizamos trasciende fronteras. El bienestar de los pacientes respiratorios es una causa global que nos une y nos impulsa a seguir luchando.
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